Maximizar el impacto y visibilidad de la marca, de un producto y/o reforzar el posicionamiento estratégico de la empresa, son algunas de las motivaciones principales, cuando se plantea la necesidad de realizar un evento. Sin embargo, no siempre pensamos en la convocatoria de medios como objetivo prioritario.

La saturación de impactos de marca a la que se enfrenta el consumidor hoy día es una realidad evidente para todos. Como individuos somos conscientes de ello. Sin embargo, como profesionales tendemos a minimizar esta percepción, cuando se trata de un hecho relevante para nuestra marca o empresa y desarrollamos un mensaje que necesitamos o deseamos comunicar, apelando a la atención de los medios de comunicación.

Pasar el filtro de los medios, captar su atención, resultar lo suficientemente relevante como para que nos dediquen tiempo y ver así cómo nuestros esfuerzos se traducen en repercusión real y, por lo tanto, en oportunidades de llegar al consumidor final de una forma creíble y relevante, es un objetivo que sólo lograremos si comprendemos su día a día, los hándicaps a los que se enfrentan, sus necesidades y objetivos. Debemos proporcionarles información de valor con la que puedan realizar su trabajo de forma eficiente.

  • No todas las novedades o enfoques son siempre relevantes

La personalización es básica también en la comunicación corporativa. Por ese motivo, aunque hablemos de un evento único, si queremos maximizar los impactos en medios, debemos saber a quién nos dirigimos y elegir cómo nos comunicamos con ellos en las distintas etapas y oportunidades (convocatoria, nota de prensa, dossier, incluso una posible entrevista con alguno de nuestros portavoces).

Comunicar absolutamente todo o aportar información “vacía” es una fórmula contraproducente de dirigirnos a los medios. Las noticias realmente relevantes deben tener varios ángulos de comunicación posible, aportar datos y detalles concretos, que permitan a cada periodista contar la información con un estilo, destacando aquello que será más relevante para sus lectores.

Como cualquier otra empresa, un medio de comunicación tiene su público objetivo, que acude a ellos precisamente por su enfoque y el tipo de información que destaca.

  • Las relaciones se basan en la confianza y la lealtad

Ofrecer información veraz y contrastable, estar dispuestos a ampliar detalles y aportar datos adicionales si nos los solicitan, responder incluso a aquellas cuestiones que nos pueden parecer poco interesantes (o apetecibles) y, dado el caso, afrontar cuestiones que consideremos complejas, desde una perspectiva respetuosa con el medio y debidamente contrastada de forma interna, son las bases sobre las que se construyen relaciones sólidas con los medios de comunicación.

Es preferible emplazar una respuesta a un momento posterior, si no disponemos del dato o el detalle concreto sobre el que nos preguntan, antes que ser imprecisos o aportar datos erróneos. La honestidad, la coherencia y la consistencia en mensajes, datos y valores es fundamental.

  • La información, mejor sustentada con datos y cifras específicas

Ofrecer detalles concretos y específicos, ayudarán a diferenciar la información de nuestra marca con respecto a los múltiples titulares que se producen a diario. Es fundamental ser preciso en la información que aportamos.

No olvidemos que lanzamientos de producto, por ejemplo, se producen a menudo y, aunque no queramos admitirlo, nuestros valores y los de nuestra competencia, serán probablemente semejantes. Debemos centrarnos en cuestiones específicas que nos diferenciarán y, por consiguiente, diferenciarán nuestro mensaje, en lugar de aportar un contenido muy extenso centrado en generalidades o cuestiones demasiado etéreas. 

Extra tip: Los portavoces son el vehículo, imagen y referente más allá de los eventos

La consistencia y la coherencia entre los mensajes que se transmiten, los valores deseables y los comportamientos o compromisos reales que estamos dispuestos o en condiciones de asumir como empresa, atañen también a los portavoces. Ellos son imagen de la empresa, más allá de los momentos concretos en los que ofrecen un speech o una entrevista.

Es necesario prepararse y tener actualizados en la mente los detalles relevantes cuando se hace una intervención pública. Pero del mismo modo, es fundamental que la cultura empresarial sea coherente, realista y cale en el conjunto de los empleados que conforman la empresa. Los portavoces, además de asumir responsabilidades ejecutivas dentro de la empresa, lideran una percepción de marca de la que, realmente, todos somos responsables. Todos transmitimos marca y teatralizar constantemente no es una solución válida. Nuevamente, la honestidad es un punto clave que evitaría muchas crisis de comunicación.

Inma Quirante

Directora de Marketing y Comunicación

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